y ahora
¿cómo me pides que trate de dejar de pensar en ti?
si en las bizarras nubes nos detuvimos en un estallido
que nos desplazó hacia otro estadio
en donde nuestros cuerpos
se convirtieron en llanto de otro planeta.
En todos estos instantes
(los anteriores al estallido)
creí que realmente me importabas
y que el sueño americano
era más que una de tantas guerras
como si realmente estuvieras
aquí conmigo
ocultos en la cloaca
como los humildes vigilantes
neoyorquinos